1/7/2018: FELIZ DOMINGO 1 DE JULIO ! :)

Feliz domingo para ti y para todos! :)

Comenzó otro mes este 1 de julio y siempre hay oportunidad de volver a empezar en la vida !

Compartimos el Evangelio y pedimos que nos llegue todo el Amor del Padre Creador, Uniendo a más Seres Humanos, acompañados y en Cooperación Mutua.

Ser  Feliz es una elección, pase lo que pase en estos tiempos de frialdad, Abrazo al Alma y Amor Cálido para tu Ser Interior.

Jesús nos ayuda. Les deseamos Amor incondicional, Paz, Alegría, Felicidad, Luz, Unidad y todo lo mejor. Bendiciones infinitas y eternas para ti y para todos !!! <3 O:)

Enlaces:

https://oracionesdiariasconamor.com/evangelio-del-dia-domingo-1-julio-de-2018/

https://www.youtube.com/watch?time_continue=175&v=1manRIhNpdk

Evangelio del día Domingo, 1 de Julio de 2018

AleLu Vida y Salud (Facebook)-Alimentos Veganos Sanos para el Cuerpo y el Alma. Vida y Salud de Nuestros Hermanos Animales y Hermanos Humanos <3 O:) :) :3

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Evangelio del día Domingo, 1 de Julio de 2018

Domingo, 1 de Julio de 2018.

Primera lectura.

Lectura del libro de la Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24:

Dios no hizo la muerte ni se alegra con la destrucción de los vivientes. Él lo creó todo para que subsistiera: las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni el abismo reina sobre la tierra, porque la justicia es inmortal. Porque Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su mismo ser; pero la muerte entró en el mundo por envidia del diablo, y la experimentan sus secuaces.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial.

Salmo 30 (29), 2 y 4. 5 6. 11 y 12a y 13b:

“Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.”

R/. “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.”

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

R/. “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.”

Tañen para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.

R/. “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.”

Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme.

Cambiaste mi luto en danzas.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

R/. “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.”

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 8, 7. 9. 13-15:

Sé muy bien que sobresalen en todo: en fe, en palabra, en conocimiento, en preocupación por los demás y en la caridad que les hemos comunicado. Pues bien, sobresalgan también en esta generosa iniciativa. Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por ustedes para enriquecerse con su pobreza. No se trata de que pasen apuros para que otros tengan abundancia, sino de procurar la igualdad. Ahora, su abundancia remedia su necesidad, para que, en otro momento, su abundancia pueda remediar su necesidad, y así reine la igualdad. Como dice la Escritura: El que mucho recogió, no tuvo de más; y el que poco, no tuvo de menos.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Evangelio.
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 5, 21-43:

Por la señal de la santa cruz; de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.

En aquel tiempo Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente. Él estaba a la orilla del mar.

Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, que, al verle, cayó a sus pies, y le suplicaba con insistencia: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.»

Jesús se fue con él. Le seguía un gran gentío que lo oprimía. Había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con numerosos médicos. Había gastado todos sus bienes sin encontrar alivio; al contrario, había ido a peor. Sabedora de lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Y es que pensaba: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.»
Inmediatamente se le detuvo la hemorragia y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal.
Al instante Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y preguntó: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»

Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime, ¿y preguntas quién te ha tocado?»

Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.

Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad.»
Mientras estaba hablando, llegaron unos de la casa del jefe de la sinagoga diciendo: «Tu hija ha muerto. ¿A qué molestar ya al Maestro?»

Jesús, que oyó el comentario, dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta con que tengas fe.»
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a la casa del jefe de la sinagoga y observaron el alboroto, unos que lloraban y otros que daban fuertes gritos.

Jesús entró y les dijo: «¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no ha muerto; está dormida.»
Los presentes se burlaban de él. Pero él, después de echar fuera a todos, tomó consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entró donde estaba la niña.

Tomó entonces la mano de la niña y le dijo: «Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.»

La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor; él, por su parte, les insistió mucho en que nadie lo supiera. Después les dijo que dieran de comer a la niña. 

Palabra del Señor.

Gloria a Ti, Señor Jesús.

Reflexión.

Dios quiere nuestro bienestar. ¿Y nosotros qué es lo que realmente queremos? ¿Qué es lo que realmente esperamos de la vida? ¿Por nos cuesta tanto aceptar que Dios quiera vernos sonreír siempre?

Hoy se nos narran en el Evangelio dos milagros, a dos mujeres; una de ellas mayor y la otra una niña. Son momentos de alegría para estas dos mujeres, pero, no lo parece tanto para los que evidenciaron las cosas, a excepción claro de los padres de la niña. Lo que vemos son personas que se resisten a creer que Dios desea nuestra felicidad, nuestro bienestar. Cuando Jesús habla de que la niña duerme se burlan de él, rechazan esta Verdad dicha por Jesús. Y así nos pasa a muchos con, por ejemplo, las enfermedades, hay personas que se enojan cuando llegan otros a decirles que estarán bien, porque piensan que Dios quiere verlos enfermos, ¿Por qué?, ¿Por qué creen eso? Si Jesús pasó gran parte de su misión sanando enfermos, ¿Por qué va a querer que estemos enfermos? Si este fue uno de sus mandatos para los misioneros: Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. (Mateo 10, 8).Y es que estamos tan dormidos que no nos damos cuenta que eso pasa por la envidia del enemigo, como nos dice la primera lectura; sí, Dios permite que pasen estas cosas, como permitió que aquella mujer estuviese enferma o que está niña se durmiera, pero no lo hizo para dejarlas ahí atrapadas; y esto es lo maravilloso, que aunque el diablo trate de someternos con un mal, el Señor permite que ese mal llegue porque sabe que será una palanca que nos ayudará a ser mejores mañana; muchos saben valorar lo que tienen ahora porque han probado lo que es vivir en extrema necesidad, muchos saben cuidar de los enfermos porque ellos mismos estuvieron enfermos y fueron cuidados o abandonados cuando más lo necesitaban y desean que nadie pase por lo mismo; entre otros muchos ejemplo de personas que supieron valorar mucho más sus bendiciones cuando el enemigo trató de arrebatárselas.

Puede ser que en estos momentos estemos pasando por grandes dificultades, problemas muy duros; pero de todos ellos nos quiere liberar el Señor, sin importar cuanto trate el mundo de convencernos de lo contrario. Nuestra fe debe permanecer firme, debe ser inamovible frente a los desafíos que lleguen; debemos esforzarnos al máximo por dejar de ser como estos que tantas trabas le ponían al Amor de Dios, debemos esforzarnos al máximo por sanarnos de la ceguera espiritual, porque las bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros son muy grandes y no las veremos llegar si seguimos negándonos a ellas, si seguimos renegando de Jesús, si seguimos murmurando en su contra y señalando todas las razones por las cuales no puede llegar su bendición a nosotros; debemos abandonarnos completamente a los pies de Dios, confiar totalmente en sus promesas y tener la firme convicción de que vendrán cosas grandes para nuestra vida y lo único que debemos hacer es mantenernos en obediencia.

Ya para finalizar, sería muy bueno que centráramos nuestra mirada en la segunda lectura que nos habla de que Dios nos bendice para bendecir a otros; y es algo que debemos pedirle constantemente: Que nos bendiga para servir de bendición a los demás. Hemos de clamarle diariamente al Señor que nos bendiga para bendecir; que nos bendiga económicamente para servir de bendición a los más necesitados, que nos bendiga con salud para seguir luchando por los débiles, que nos bendiga con tiempo de sobra para que nadie cercano a nosotros se sienta abandonado, en fin, que nos bendiga para bendecir, no tengamos miedo de entregarnos por completo al Amor, solo necesitamos tener fe. Que toda la Gloria sea para Dios. En el Nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.

Oración.

Señor Santo, te damos gracias por este nuevo y bendito día que nos regalas y por todas las bendiciones que has derramado sobre nuestra vida. Queremos rogarte que nos ayudes para que sepamos escoger bien nuestras amistades, que nos rodeemos de personas que se alegren con nuestra felicidad y nuestro crecimiento espiritual, y que nosotros sepamos corresponder a esa alegría. Clamamos con humildad por todas las personas que están enfermas, que se encuentran delicadas de salud, desahuciados. Sólo Tú, Padre amoroso, Sólo Tú tienes la última palabra, no hay enfermedad ni mal alguno que tu bendición no pueda curar, sánalos Señor Santo, de cualquier enfermedad que los aqueje, que todas sus células sean curadas, que su salud entera sea restaurada. Te suplicamos, Padre bueno, por todas aquellas personas que están solas, que viven alejadas de los demás, que por una u otra razón se sienten abandonados o sienten que sus vidas no tienen sentido; cúbrelos y protégelos, Padre de amor. Te suplicamos que nos permitas ver y entender claramente tus propósitos sobre nuestra vida, guíanos a través del camino que a veces se torna oscuro, líbranos de todo mal y enséñanos a seguir amando tu Palabra, a aceptar tu santa voluntad. Escucha a los que más te necesitan y seca el llanto de los que sufren, conviértenos en bendición para todos los que nos rodean y llénanos a todos de inmensa felicidad. Gracias Padre bueno porque siempre nos escuchas y atiendes nuestras súplicas. En el Nombre de Jesucristo, nuestro Señor, Redentor y Salvador, quien contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.